Corre corre que te pillo.

12 febrero 2006 ·

Hoy ha sido una salida atípica.
Después de la paliza corriendo que me pegó Alfons ayer, hoy pensaba descansar, pero las ganas de salir en bici después de toda una semana han podido más.
Anoche preparé la bicicleta, la ropa, el casco..., por si esta mañana me despertaba con ganas de salir poder hacerlo sin despertar a toda la familia.
Cuando ha sonado el despertador a las 8:00 tenía un poco de sueño, pero me he levantado sin grandes problemas, me he vestido de gladiador y para la calle que el día está chulo.
Hoy tenía que estar de vuelta en casa a las 10:00 como muy tarde así que la vuelta no podía ser muy larga.
Me he dirigido hacia la zona de Montigalà y he empezado a subir por la montaña hacia el monasterio de Sant Jeroni de la Murtra. Llevaba otro biker delante y siempre me pasa lo mismo, si me acerco a él porque voy más deprisa, luego me da "nosequé" adelantar pues no quiero que piense que voy picado o algo por el estilo. Nada más lejos de mi intención, así que me he ido acercando y luego he guardado una prudente distancia durante un ratito, hasta darme cuenta de que realmente iba más lento que yo y que no me quedaba más remedio que adelantarlo. Un saludo y he seguido para arriba.
Tras llegar a Sant Jeroni, he continuado subiendo hacia el Coll de les Ermites, donde hay una cuantas rampas que se las traen, sobre todo la última antes de coronar junto a la Ermita de Sant Climent. Menos mal que es un tramo corto, porque requiere de un esfuerzo intenso y escoger una buena trazada para subir sin poner el pie.
A continuación me he dirigido hacia la Urbanización La Vallensana para coger la pista que baja hacia el río Besós. No sé el motivo, pero encontrar esa pista siempre me cuesta dar un par de vueltas por la urbanización, aunque al final la he encontrado y he podido bajar hasta el paseo del río Besós.
Al llegar allí, me he encontrado un grupo de unos 40 ciclistas, hombres, mujeres y niños, algunas bicis con sillitas y bebé a bordo. Me ha dado envidia sana ver familias enteras compartiendo una salida dominical en bicicleta. La verdad es que la estampa era entrañable.
Poco a poco he ido adelantando al grupo y a partir de ahí he metido todo lo que tenía y he tirado para casa, que se hacía tarde.
He llegado a casa con un adelanto sobre el mejor horario previsto de 10 minutos, por lo que mi comprensiva esposa no ha tenido motivo de queja.

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