Ya hacía tiempo que tenía ganas de dar una vuelta por el GR-92.
Hace un año y medio hicimos un intento de completar la travesía por ese sendero de Gran Recorrido desde Tordera a Badalona (unos 85 kilómetros más o menos), pero una lamentable falta de previsión nos llevó al fracaso más absoluto, teniendo que abortar la misión en Sant Celoni con 60 kilómetros en las piernas después de varias pérdidas y con algín percance.
Es una espina que tengo clavada y que algún día me quitaré... espero.
Como aperitivo y reconocimiento de la zona, para el lunes programé una salida que nos pretendía llevar desde Badalona a Sant Celoni, por el GR-92 (unos 57 kilómetros), siguiendo el track de mis paisanos del BTTBADALONA.
Los tres intrépidos aventureros en la salida con el Meditérraneo como testigo
Tras los saludos de rigor empezamos a pedalear en dirección a Montgat, donde empezamos a subir hacia la montaña, en busca del GR-92.
El día estaba claro y sin viento con una temperatura más que agradable que invitaba a la aventura.
Tras llegar a Alella seguimos subiendo hasta la Carretera de la Cornisa, donde nos encontramos a un caminante que nos preguntó por Vallromanes. Le indicamos lo mejor que supimos y seguimos la marcha.
En un rato más llegamos hasta La Roca d'en Toni, un dólmen prehistórico donde nos zampamos unos bocatas y unas barritas y descansamos un poco. Hasta aquí el camino ha sido más o menos llevadero y lo peor está por llegar, sobre todo porque no conocemos qué es lo que nos espera.
Posando en La Roca d'en Toni
Con energías renovadas continuamos navegando el track. A partir de aquí es territorio inexplorado para los tres, así que extremamos las precauciones ante posibles inprevistos en el camino.
Llegamos a la ermita de Sant Bartomeu que Alfons reconoce de haber pasado en la marcha Prehistórica y atravesamos la primera carretera de las cuatro que nos iremos encontrando por el camino. El paso por cada una de esas cuatro carreteras va a suponer bajar para después subir, pues transcurren por los valles.
Ahora cogemos una senda bastante estrecha y con mal firme donde todavía se aprecian las marcas de las ruedas de la Pedalada de Cabrils del día anterior. Incluso se observan las señales que indicaban el recorrido de la pedalada.
Aquí pasamos un momento de crisis, pues al atravesar una zona de arboleda muy espesa y donde la pista desaparecía casi por completo debiendo llevar la bici a cuestas, las señales del GPS desaparecieron al mismo tiempo que la pista y durante un ratito fuimos a ciegas. Suerte que la intuición me funcionó y cuando las señales del satélite volvieron estábamos en la buena senda.
Seguimos pista ancha y a ritmo tranquilo íbamos tragando kilómetros. Isaac, sabiamente, no quería fundirse y en las subidas lo dejábamos atrás aprovechando las sombras para esperarlo pues el sol ya picaba lo suyo.
En continuos sube-baja fuimos avanzando hasta que al atravesar la cuarta carretera nos enfrentamos a la parte más dura del recorrido y con más de 40 kilómetros ya en nuestras piernas.
Nos detuvimos delante de un cartel con un mapa de la zona, donde un grupo de espléndidas adolescentes en bicicleta intentaban situarse. Isaac, bastante prudente, se quedó en el camino mientras Alfons y yo probábamos de intuir lo que nos quedaba. También ayudamos a las señoritas a saber donde estaban. Al momento llegó otro ciclista que nos preguntó de donde veníamos y a donde íbamos. La cara que puso al decirle que veníamos desde Badalona fue de bastante sorpresa. Supongo que no estaba acostumbrado a encontrarse locos como nosotros cada día. Nos dijo que hasta Sant Celoni quedaban todavía 2 horas si nos dábamos prisa y como eso no coincidía con mis previsiones no le hice demasiado caso. Le dí las gracias, nos despedimos y seguimos ruta.
Alfons ya empezaba a estar un poco preocupado pues pretendía coger el tren a las 12:45 en Sant Celoni, para llegar a una hora prudencial a casa. Como eran las 11:15 teníamos 1:30 para hacer lo que el ciclista nos dijo que tardaríamos 2 horas si íbamos rápido. Debíamos darnos prisa, pero Isaac ya tenía la luz de la reserva encendida y quedaba lo peor.
Poco a poco fuimos avanzando. Nos parábamos a esperar a Isaac mientras una enorme cantidad de coches nos adelantaban por la pista del GR-92 en dirección al Santuario del Corredor. Estábamos sorprendidos de ver tantos coches que iban levantando muchísimo polvo, hasta que al llegar a las proximidades del Santuario observamos como había una especie de romería, con una cantidad enorme de gente.
Hasta llegar allí la subida fue interminable. No era demasiado dura pero si muy, muy larga. Alfons y yo temíamos por Isaac y hasta en algún momento nos llegó a preocupar que no fuera capaz de llegar arriba, al Santuario, donde le estábamos esperando.
Aprovechamos para hacernos unas fotillos mientras el tiempo iba pasando y pasando.
Alfons celebra la llegada al Santuario con una barrita.
Bonita foto, yo soy el de rojo, no el de blanco
Por fín llega Isaac donde le recibimos como a un héroe. Bueno, en realidad, lo es. Esta ha sido su mayor aventura hasta el momento y no será la última seguro.
Le dejamos descansar más bien poco pues el tiempo apremia, además a partir de aquí es todo bajada.
Nos tiramos cuesta abajo al grito de "mar***n el último" y disfrutamos como unos cosacos del bajadón, aunque teniendo cuidado pues la arena suelta sobre el firme duro no se lleva muy bien con las tumbadas en bici y además todavía subían coches a la romería.
Aunque el 99% es bajada, de vez en cuando hay algún repecho que pica un poco hacia arriba y que el pobre Isaac le debe parecer el Tourmalet.
Llegamos a la carretera y seguimos bajando. Vamos con el plato grande y tirando pues vemos que no llegamos a coger el tren. Al mirar atrás veo a Alfons a rueda y al pobre Isaac 200 metros más atrás. Al llegar a un cruce decido aflojar y esperarlo pues ya está claro que no cogemos el tren.
Seguimos un poco más tranquilamente y llegamos a la estación cinco minutos tarde.
Sacamos los billetes y tras repasar los horarios vemos que el próximo tren, al ser día festivo, no pasará hasta las 13:45. ¡¡Qué mala suerte!!. Una hora de espera por llegar 5 minutos tarde.
Aprovechamos el tiempo en la cantina de la estación. Invito a Isaac a una Coca-Cola pues hoy ya se ha ganado el título honorario de "MOUNTAIN BIKER", así con mayúsculas. Jamás había hecho una gesta de este calibre y está "petao", pero le ha puesto la dosis necesaria de ganas y testiculina para ser capaz de acabar lo que empezó. Chapeau por él!!
Isaac con cara de "petao" bebiendo una Coca-Cola en Sant Celoni
Yo me encuentro bien, incluso tengo moral para pensar en subir al Turó de l'Home desde Sant Celoni. Aprovecho y les explico a mis compañeros de ruta que esto en realidad es menos de la mitad de la salida original, pues los bikers del BTTBADALONA después de llegar a Sant Celoni por el mismo camino que nosotros, comieron y se subieron al Turó de l'Home (1652 metros de altitud) bajando a continuación. ¡¡Vaya machotes!!
No se lo pueden creer y más cuando les comento que más de uno de los que subió ya ha pasado con creces el medio siglo. Estos abuelos son la leche.
Por fin subimos al tren que está casi vacío, acomodamos las bicis, nos sentamos y casi nos dormimos con una música clásica que sonaba por el hilo musical.
Alfons llega a su estación, nos despedimos y se baja, continuando Isaac y yo hasta nuestra parada. Tras bajarnos todavía nos falta un ratito de pedalear hasta casa e Isaac me ruega que le lleve por donde haya menos baches pues tiene el culo hecho polvo de tanto rato sobre el sillín.
Charlando le acompaño hasta cerca de su casa, nos despedimos y hasta la próxima.
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