Antes de empezar la crónica de mi participación en la Maratón de los Monegros 2007, vaya una frase que personalmente me gusta mucho y que describe a la perfección lo allí sucedido: ¡¡PABERNOS MATAO!!.
El sábado 5 me levanto bastante temprano, recojo los bártulos preparados la noche anterior, me despido de la cónyuja con el consabido "Ten cuidado", aunque esta vez me parece que me lo dice con más ahínco que de costumbre, si eso es posible.
Cargo el coche y ¡hala!, pa Sariñena. El día es soleado y no amenaza con las lluvias que durante los últimos días no me han dejado entrenar lo que me hubiera gustado pero ya es tarde para lamentaciones.
El tráfico mañanero es escaso y tras una pequeña confusión con la ruta, llego a Sariñena sobre las 12:00.
Llego al recinto donde está la organización y empiezo a ver mucha gente, algunos incluso con autocaravanas, que ya están comiendo y preparando las bicis y eso que faltan dos horas para la salida.
Recojo el dorsal y ya tengo toda la faena hecha hasta las 14:00 en que se da la salida. Me dedico a tratar de relajarme y empiezo a beber sorbitos de agua para estar bien hidratado. Error, como ya se verá a continuación.
Sigue llegando gente al recinto y cada vez hay más ciclistas calentando. ¡¡Si todavía falta hora y media!!.
A las 12:30 saco mi taper de pasta y haciendo un esfuerzo me lo zampo. No tengo hambre y creo que los nervios no me ayudan a comer. Aun así me lo como y no se me queda muy buen cuerpo que digamos. A ver si ahora me voy a poner malito...
A las 13:00 empiezo a cambiarme de ropa y lo hago tranquilamente dentro del coche pues, total, sólo tengo que ponerme el culotte. Hay rezagados que llegan a esa hora y todavía se paran a cambiar las cubiertas, utilizando a la novia/mujer/compañera sentimental, para hincharlas con una bomba de taller. ¡¡Menudo morrazo!!.
No he visto a ninguno de mis paisanos del BTTBADALONA, aunque sí a Chus de BTTMANIA. Evidentemente no le digo nada, pues no lo conozco en persona y además en ese momento está saludando a unos conocidos suyos.
13:30 y ya estoy de los nervios. Tengo la bici preparada, el Camelbak también, yo estoy vestido y con el casco puesto, el recinto es un hervidero de bicis arriba y abajo calentando, así que me uno a la fiesta y salgo a calentar yo también, aunque lo que primero que hago es buscar un sitio donde aliviar la vejiga que, entre los nervios y el agua que llevo bebida, ya está llena. Me desplazo de un sitio a otro aunque no se puede decir que esté calentando, más bien voy haciendo tiempo hasta las 14:00.
Los más pros ya están en la línea de salida haciendo cola para salir los primeros y yo me estoy meando otra vez. Vacío la vejiga nuevamente y ya me dirijo a la línea de salida donde me coloco bastante atrás pues no tengo ganas de aglomeraciones ni de enganchones en la salida.
Al rato estoy rodeado de ciclistas y con muchos más detrás, así que parece que estemos en la cola del Corte Inglés antes de que abran el primer día de rebajas.
13:50 y la organización empieza a darnos instrucciones por megafonía. "La salida es neutralizada", "A partir del km. 55 el cierzo soplará en contra", etc, etc.
Bocinazo y empieza la prueba como yo me esperaba, con la peña esprintando y metiendo la rueda para adelantar en los primeros metros. Algún frenazo, algún empujón y ya estamos en marcha.
Después de pasar neutralizados, pero a carajo sacao, por las calles de Sariñena, llegamos a la pista y allí empieza el Tour de los Monegros, con los bikers en línea, plato grande, piñón pequeño y "mariquita el último". La polvareda es grande pero menos de lo que me esperaba. La pista tiene hierba en el centro y sólo hay los dos laterales para avanzar por lo que vamos en dos filas paralelas y a la velocidad del biker de delante.
Km. 5 y me estoy meando otra vez. Maldiciendo en arameo - y nunca mejor dicho- me tengo que parar a vaciar la vejiga por tercera vez en menos de una hora. Es evidente que me he pasado hidratándome.
La incorporación a la pista es difícil pues la gente viene cagando leches, pero sin intermitente ni nada me reincorporo y al ratito veo a Silverterbike de BTTBADALONA, con su inconfundible mallot azul cielo y amarillo. Estoy en el carril de al lado y no le digo nada de momento pues no quiero distraerlo, así que quedo como un guarro cuando él me reconoce, me llama y me dice "¿No saludas a los paisanos?". Jopetas, que yo no quería hacerme el pesao...
Su hermano va justo delante y lleva una musiquita insoportable por el roce de un disco de freno. Veo a Furinyaca y al momento me saluda Josep, que también lleva la ropa de Barna Power con el nick en el culete, como yo.
Charlamos un poco y llegamos a un enorme charco que ocupa casi toda la pista. Allí me despisto y salgo solo con la convicción de que los llevo delante, así que empiezo a apretar un poco para ver si los atrapo pero sigo sin verlos.
Empieza una larga subida, con poca pendiente pero no se le ve el fin. El grupo se empieza a estirar y ahora ya se puede ir adelantando a los que van más despacio.
Sigo sin verlos hasta que antes de coronar me atrapa Josep. "¿Pero no estabas delante?". Me explica que no, que se habían quedado en el charco.
A partir de ahí formamos el "mini-team Barna-Power" con Josep llevándome a toda pastilla por esos campos mientras charla animadamente y yo bastante tengo con no perderle la estela.
Primer avituallamiento bien surtido de bebida y comida. Seguimos palante a un ritmo trepidante que nos lleva 25 kms más allá, bajo un puente de la autopista AP-2, al segundo avituallamiento mejor surtido todavía que el primero.
Nada más salir, el cierzo nos recibe con "cariño" y soplando en contra con bastante fuerza. Pierdo un poco la rueda de Josep y ya no le alcanzo hasta coronar la subida del Tozal en el km. setenta y algo. En ese tramo, que es completamente de subida, hay de todo, gente que me adelanta a bloque, otros que van a su rollo charlando y otros que empiezan a caer víctimas de los calambres y eso que todavía faltan más de 50 kms. Yo me lo tomo a mi ritmo aunque el hecho de ver a Josep ahí delante me obliga a intentar alcanzarlo, pero como veo que "va a ser que no", intento regular un poco.
La subida sin ser muy dura, se me hace eterna. El culo lo tengo fatal de la muelte. Ha sido un suicidio traer el sillín nuevo a esta escabechina y me acordaré de este error para el resto de la carrera.
Por fin corono junto a Josep que me ha esperado en las últimas rampas para animarme. La bajada es de las que a mí me gustan, con piedras sueltas, curvas cerradas y a más de 50 kms/h, así que llegamos abajo en un periquete, donde está el tercer avituallamiento. Nos echan aceite en las cadenas que ya cantaban más que Pavarotti y nos dicen que faltan 32 kms y todavía hay otro avituallamiento más. Eso me da fuerzas pues creo que como dice mi amigo Dami "esto está ganao". Además recordaba del perfil del año anterior que, a partir de aquí ya no había ninguna subida heavy más. Lo que no recordaba es que el perfil estaba llenito de "berrugas" que sobre el terreno son sube-bajas rompepiernas.
Llegamos a un subidón con muchas piedras sueltas que intento afrontarlo sobre la bici, pero con la cantidad de gente empujando que hay, no me queda más remedio que bajarme yo también y empujar. Josep lo ha subido como si nada y eso que ya casi llevamos 90 kms en las piernas.
Creía que el rampote era duro, pero lo más duro me esperaba arriba, pues durante unos 2 ó 3 kms. la prueba transcurre por una pista llana, llanísima, con el firme en perfecto estado y rodeada de campos de cereal. El problemilla es que el cierzo sopla y de qué manera. No hay nadie con quien formar grupeta y resguardarme un poco, suponiendo que supiera hacer eso. Intento acoplarme lo más que puedo para evitar el aire pero es en vano. Voy a 180 ppm, con el plato mediano y sufriendo como no recuerdo haber sufrido encima de la bici... ¡¡a 10 kms/h!!.
Mi cabeza me empieza a traicionar y me da por pensar que no voy a poder llegar, que me faltan 25 kms pero que no voy a poder con ellos. Así paso un rato que se me hace eterno.
Como no hay mal que 100 años dure, la pista gira un poco a la izquierda y el viento ya no me da de lleno, aunque todavía viene en contra moviéndome la visera del casco como si la fuera a arrancar. Allí me pasó lo más desagradable de la prueba, pues un "ciervo" me adelanta y para que no se me fuera a ocurrir cogerle la rueda, va el muy "hidepú" y esprinta. Es notoria mi capacidad para soltar sapos y culebras por la boca y a este "hidepú" le dediqué un repertorio digno de su comportamiento.
Como todo el mundo no es así, entre unos vascos que me adelantan y otros catalanes que adelanté, formamos una pequeña grupeta que nos permite llegar hasta el último avituallamiento, donde creí que nunca iba a llegar. Esperándome sonriente está Josep, que parece que acaba de salir de casa a dar una vueltecita y no que lleva casi 100 kms en las piernas.
Salimos hacia la meta desandando los primeros 16 kms de la prueba y, por suerte, el Cierzo parece que aquí no sopla tan fuerte.
Yo estoy más que muerto y lo único que quiero es llegar ya como sea. Tengo el culo destrozao, me duele el trapecio izquierdo como si me estuviera mordiendo un orco, me duele la palma de la mano izquierda y, para colmo, en el km. 105 se me empieza a acalambrar el cuadríceps derecho. No puedo ponerme de pie en la bici pues corro el riesgo de que se termine de clavar la pierna. El culo me duele a más no poder, así que sigo pedaleando sin hacerle caso al cuadríceps, pero justo cuando la pierna derecha deja de molestarme, empieza el cuadríceps izquierdo a cantar por soleares para hacer un bonito duo con su homónimo de la pierna vecina.
Soy un zombie que se arrastra hasta la meta. Josep va mirando para atrás de vez en cuando, supongo que para ver si sigo vivo, pues voy cabizbajo y supongo que con mala pinta.
¡¡Por fín se ve un campanario de Sariñena!! En otras circunstancias la visión me hubiera animado, pero no me animo ni cuando veo que nos acercamos a los arcos de la meta. Mientras los cruzo, acordándome de esas cosas que me enseñó mi madre cuando era pequeño, me santiguo dando gracias a "mi Moreneta" por haberme ayudado a llegar casi sano y casi salvo.
5:52:28 en la posición 137 de mi categoría y 393 de la general, que para un Piltrafilla está más que bien. Sobre todo teniendo en cuenta que casi el 30% de los inscritos abandonaron la prueba. Queda más que justificado el ¡¡PABERNOS MATAO!!, aunque el que ganó hizo poco más de 4 horas. ¿Un marciano?
Nada más cruzar la línea de meta me bajo como puedo de la bici y le doy mis más sinceras gracias a Josep por su inestimable ayuda en esta aventura.
Nos zampamos una fideuá más que plastosa y una cerveza reparadora. Llamo a la cónyuja y se queda sorprendida de lo pronto que he llegado a la meta.
Mientras lavamos las bicis me da una tiritona y me asusto un poco, pues la temperatura tampoco es tan baja como para eso, así que nos dirigimos a la meta donde acaban de llegar mis paisanos con cara de "¡Ah!, ¿pero esto ya se ha acabado?". Nos hacemos unas fotos mientras charlamos y Pedro nos cuenta como ha venido a Sariñena para partir un buje y quedarse sin hacer más que 20 kms.
Me despido de todos ellos hasta otra ocasión, me cambio un poco de ropa, cargo la bici en el coche y para casa escuchando el fútbol tranquilamente.
Mientras conducía iba pensando en el famoso "nunca mais" pero transcurridas 72 horas ya no estoy tan seguro.
¿¿Volveremos el año que viene??